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Rescate en montaña.

  • Foto del escritor: akmeteam
    akmeteam
  • 23 ago 2017
  • 6 Min. de lectura

Las excursiones a la montaña son un método excelente de ejercitarse al aire libre que a la vez nos pone en contacto con la naturaleza. No obstante, no es un deporte exento de riesgos. Las caídas inesperadas, la sobrecarga, la desorientación, el cansancio, cambios en la meteorología, aludes…, hay muchos factores que pueden tener como consecuencia lesiones más o menos graves. El problema principal es que las montañas suelen estar bastante lejos de hospitales y centros médicos, por lo que conocer las actuaciones básicas de primeros auxilios no solo nos permitirá ayudar a los miembros de nuestro grupo, sino también rescatar a cualquiera que lo necesite.

El montañismo es un deporte que requiere una gran preparación, y aun teniendo experiencia nunca es garantía de seguridad al 100%. Este deporte está condicionado por elementos como la meteorología sobre los que no tenemos control ninguno, por eso toda preparación es poca, y antes de emprender el viaje hay que hacer una última evaluación de las condiciones meteorológicas, el equipo que llevamos, y lo que creemos que vamos a necesitar, así como dejar aviso a alguien de confianza de las zonas por las que transitaremos por si surgen imprevistos indeseados.

No obstante, además de los alpinistas, esquiadores o simplemente excursionistas pueden verse afectados en cualquier momento por problemas que les hagan tener que ser rescatados en plena montaña.

Causas de accidentes en la montaña

Según los análisis de la Guardia Civil, la primera causa de accidentes en la montaña es la inexperiencia o la sobre estimación de nuestras posibilidades y la falta de equipo técnico apropiado para realizar la actividad. Le siguen otras como la falta de preparación física, una mala planificación, la deshidratación o caminantes extraviados; siempre fallos humanos. Curiosamente, solo un 2% de las veces el accidente ocurre debido a un cambio imprevisto en el tiempo. Y en ese mismo porcentaje las intervenciones que este cuerpo de rescate realiza afectan a montañeros experimentados.

Con estos datos se llega a la conclusión de que es crucial tener una mínima preparación y experiencia para llevar a cabo con éxito el desafío, y ser autocrítico con uno mismo para no pecar nunca de confiados, ya que en ocasiones nos vemos capaces de hacer cosas o acceder a sitios a los que luego, lamentablemente, podemos necesitar ser rescatados, con el riesgo que es implica no sólo para nosotros, sino para aquellos que participan de dicho operativo de rescate en alta montaña.

Antes de liarte la manta a la cabeza y lanzarte complicadas aventuras sin tenerlo todo bien atado, ten en cuanta además que en muchas zonas existen altas tasas a pagar (pueden superar los 2.000€ por el uso de un helicóptero medicalizado) para aquellas personas que hayan tenido que ser rescatadas tras haber cometido una negligencia.

Procedimiento de rescate en montaña: conducta P.A.S.

Tanto si la persona que hay que auxiliar en la montaña pertenece a nuestro grupo, como si la ayuda la estamos proporcionando a cualquier otro montañista, los pasos a seguir para realizar un rescate en montaña son los mismos y tienen como objetivo eliminar otros posibles riesgos añadidos, el traslado de las víctimas a un lugar seguro, y proporcionar los primeros auxilios para reducir los riesgos posteriores.

Aplicaremos para ello un método llamado conducta P.A.S., siglas que hacen referencia a las palabras proteger, alertar y socorrer, que se explican a continuación:

  • Proteger: en primer lugar debemos proteger el lugar del accidente y a nosotros mismos para evitar daños futuros. Esto se hace señalizando la zona y utilizando chalecos reflectantes; en definitiva, hacernos visibles. A veces, como en casos de aludes o desprendimientos, serán necesarias maniobras de movilización para alejarse del peligro y alcanzar un lugar más seguro.

  • Alertar: lo siguiente que hay que hacer es alertar a las autoridades pertinentes o los servicios médicos sobre lo ocurrido; siempre que no podamos manejar la situación solos hay que solicitar ayuda y escapar de la zona de riesgo lo antes posible. Para esto se pueden utilizar teléfonos, radio, o incluso pitos y pistolas de bengalas. Los teléfonos vienen preparados para contactar con los servicios de emergencia aún sin tener cobertura. Hay que asegurarse de llevar la batería del dispositivo cargada, y al llamar lo óptimo sería proporcionar los datos más relevantes, sobre todo la localización. Es conveniente llevar un gas que muestre las coordenadas para así retransmitirlas al equipo de rescate.

  • Socorrer: por último hay que socorrer a la víctima. Una vez asegurada nuestra integridad y habiendo solicitado ayuda, es momento de comenzar a tratar al accidentado. Solamente se movilizará al herido si es estrictamente necesario, es decir, si en la zona existen peligros tales como exposición al frío, desprendimientos, etcétera. Dependiendo de la causa de la lesión, si es rotura de un hueso, hipotermia o una herida, se aplicarán unas medidas de primeros auxilios u otras. Si es necesario, comenzaremos maniobras de reanimación cardiopulmonar lo antes posible y sin parar hasta que llegue la ayuda.

Movilización y transporte en un rescate en montaña

Cuando se proporcionan primeros auxilios en un rescate en la montaña, es importante aplicar el juicio y valorar la gravedad de la situación para poder establecer qué es lo prioritario en cada instante. A veces, si la zona es peligrosa será necesario movilizar al accidentado. Aunque exista riesgo de agravar su estado, la prioridad es sacarle de la zona de peligro. No obstante, no siempre habrá un medio de transporte a nuestra disposición, por lo que en ocasiones habrá que improvisar:

  • Uno o varios socorristas. Es lo clásico en el caso tener que cargar a la persona para llevarla de un sitio a otro. Utilizando lazos y cuerdas, siempre con cuidado de no ocasionar más daño, se asegura la víctima a la persona que la carga. Este método será necesario cuando el terreno no permite otro tipo de transporte. En la nieve, por ejemplo, es más fácil utilizar un saco de dormir o una colchoneta para arrastrar al accidentado. También se pueden utilizar varas de maderas y cuerdas para improvisar una camilla.

  • Animales de carga. En algunas regiones como los Alpes chilenos es muy normal utilizar caballos o mulas como método de carga. Si la persona no puede montar el animal otra persona deberá subirse para sujetarla.

  • Helicóptero. Si el área dispone de uno y las condiciones son favorables, es posible que se envíe un helicóptero de rescate. El procedimiento a seguir para poder ser rescatado es:

  • Buscar una zona despejada donde el helicóptero pueda aterrizar y dejarla libre de objetos y obstáculos.

  • Posicionarse de manera que el viento de a nuestra espalda, así estaremos protegidos de todo el polvo y demás elementos que se levantan al aterrizar.

  • Las señas para comunicarse con el piloto son: los dos brazos hacia arriba significa ayuda, aterrizar aquí. Un brazo levantado y otro hacia abajo significará que no necesitamos rescate.

  • Quedarse en el lugar y no moverse hasta que el equipo de rescate se acerque. Nunca debemos acercarnos al helicóptero, sino que el personal de rescate saldrá a ayudar y coordinar la subida al vehículo.

Prevención de accidentes en la montaña

Está demostrado que cuanto menor sea la preparación del alpinista o excursionista, mayor es la probabilidad de sufrir algún accidente mientras se realizan deportes de montaña. Existe una frase que dice “el mejor rescate es aquel que no tiene que hacerse”, lo que viene a significar que la prevención es clave para disminuir los riesgos de este tipo de imprevistos.

Algunos consejos que conviene grabarse a fuego para evitar sufrir accidentes en la montaña son:

  • Conocer con antelación el terreno y el medio que vamos a transitar, e informarse bien del tiempo que hará durante nuestro recorrido.

  • Nunca ir solo, planear siempre la actividad en grupo y asegurarse de que todos los participantes conocen los procedimientos de rescate.

  • En caso de inseguridad o desconocimiento de las características de la zona es aconsejable contratar un guía o a alguien experimentado.

  • Asegurarse de que se cuenta con un equipo adecuado y en buenas condiciones, así como un botiquín de primeros auxilios completo y actualizado.

  • Dejar constancia de dónde se va; que siempre haya alguien que sepa en qué área nos movemos o qué ruta vamos a seguir con un horario estimado.

  • Nunca sobre estimar nuestras habilidades y capacidades físicas o de orientación. Hay que adecuar las actividades y la intensidad del ejercicio a las posibilidades de cada miembro del grupo.

  • Llevar encima móvil (con gps a ser posible) y radio con batería y, si es necesario, pilas de repuesto.

  • Prepararse físicamente el tiempo necesario para afrontar posibles desafíos.

  • Conocer los procedimientos de primeros auxilios para aplicar en distintas situaciones de emergencia, nunca se sabe qué lesión va a ser necesario tratar, propia o ajena.

Hay que recordar sobre todo que el montañismo es una actividad deportiva para disfrutar, pero no por ello debemos dejar de pensar en los riesgos. Una buena preparación es clave para aprovechar la experiencia al máximo y saber actuar ante los problemas que puedan surgir.


 
 
 

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